Ir al contenido principal

Olvidarme de ti

No me voy a olvidar de ti.
No me voy a olvidar de ti porque quiero más a esos ojos que a mis propias manos. Y eso que con ellas amortiguo cada caída -que no son pocas-. No puedo olvidarme de ti porque echo de menos cada efímero momento que pasamos riéndonos. Porque cuando eres testigo de un asesinato nunca más puedes olvidar la cara de la víctima... Y tú no es que hayas muerto, es que me has matado de amor. No me voy a olvidar de ti porque he jurado demasiadas veces que eras el amor de mi vida. No me olvidaré de que le he puesto nombre a tus brazos y los he llamado "Libertad". Porque he sentido estrellas en los dedos cada vez que entrelazamos las manos. No me puedo olvidar de ti porque te quiero a sangre y a fuego; porque me has curado las llagas de tanto morderme las entrañas; porque las legañas de tanta vida durmiendo se me cayeron el mismo día que tú me dijiste "te quiero".
No me voy a olvidar de ti.
Porque no hay día que no acabe pronunciando tu nombre. No me voy a olvidar de ti porque no quiero, porque me pesa más el vacío en la espalda que esta espada que me atraviesa cuando se abre la puerta y la vida me arrastra al pasado.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Huir significa ir a buscarte

¿Quién comparte tus manías? ¿Quién te saca de problemas? ¿Quieres aprender a volar conmigo? Todo lo que probaste será distinto, todo lo que dijeron será verdad, todo lo que inventábamos en el abismo tan solo eran espejismos. Juntos diseñábamos la realidad. Asegurarme tu sonrisa es mi rutina favorita. Y quiero acelerar el tiempo: en un momento estaré alli. Espérame, porque me quedaré y encontraré la posición en tu mirada, rescataré tu corazón. Que todo en la vida tiene solución, que esto es cuestión de verlo medio lleno. Porque a veces no tenemos otra opción y lo mejor es decidir si aún nos tenemos... Si tu quieres, los domingos pasearemos de la mano y los lunes correré hasta tus labios. Tal vez vaya a buscarte, pero, por favor, sácame de aquí que no puedo respirar, que esto me impide caminar. Sácame de aquí que me impide sonreír... tu manía de alejarme de ti.  Te vieron por primera vez, te vieron por última. Te vieron reír, llorar, bailar, prometer e incumplir. Te vieron a oscuras, a

Refugio

Creo que todos los días son buenos para que me abraces como siempre has hecho y me conviertas las cicatrices en recuerdos. Desde que te conozco no he podido evitar soñar despierta cada vez que te veo aparecer o veo tu cuerpo cubierto por las mismas sábanas que me tapan a mí. Cómo quieres que te explique que tú no pisas este suelo, sino que brotas. Y lo haces con tantísima fuerza que hasta los árboles añoran tu presencia, quieren amarrarse a ti y crecer contigo. Porque creces hasta debajo del cemento y eso jamás lo había visto nunca, en nadie.  No puedo parar de amar a esa espalda donde estrello mi boca contra tus astros mientras el cielo me hace cosquillas recordándome que estás aquí, conmigo. No sé muy bien qué es lo que haces para hacer de tu cuerpo un hogar al que me mudé sin ni siquiera pensármelo. Debes sentirte refugio. Y es que conoces el lugar preciso en el que tocar para encender las luces -y sabes dónde presionar para subir unos cuantos grados la temperatura- .  Estás h

Mi suerte

Su truco consiste en ser lo que no sabías que estabas buscando, pero cuando te encuentras con él piensas: “¿Dónde has estado todo este tiempo?” A eso lo llamo yo magia. La magia que tienes de hacer que confíe en ti incluso con los ojos cerrados, la boca abierta y el pecho ardiendo. Esa magia que hace que todavía sonría desde la última vez que me besaste. A veces te juro que te miro y veo florecer a la primavera en tus labios. Y qué ganas de devolverle todas las flores. A veces, por las noches, me dan ganas de asaltar tus ojos y quedarme a vivir en ese brillo que tienes, en tu mirada inocente que todo lo sabe y acaba conmigo. Ser la niña de tus pupilas, hacerme dueña de tu iris y clavarme en tu retina. T ienes esa paz tensa previa a la guerra que pone nerviosos a los valientes y que convierte en salvajes a los cobardes. Roma ardiendo y tú infinito. He pasado tantas noches entre tus brazos, que mis sueños aún huelen a caricias y podría decirte en cualquier momento que me conver