Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2017

Alis volat propiis

Recuerdo perfectamente el primer día del resto de mi vida: no hizo falta llorar para coger oxígeno. Todo lo contrario, bastó mirarte para empezar a respirar. Desaprendí todo lo que había aprendido a lo largo de mi anterior huida, y cuando digo todo, es todo. Empecé a hacerte sentir parte de mis versos, siempre estabas dentro de ellos, eras un héroe, un héroe rescatado de un naufragio. Era la misma que tiene tantas cicatrices como heridas en la memoria, la que sabía romperse para hacerse escuchar y la que creía no necesitar a nadie para ser invencible. Aproveché para respirarte cerca de la nuca para escribirte una historia en el arco de tu espalda, con tinta invisible, para que no me recordases con el paso de los días, pero no pudieses olvidarme si volvía. Vida tras vida. Disparaba balas, y qué manera de hacerlo, a través de las palabras; me hacía sangre para creer que aún sentía algo, y que la sangre era capaz de contar historias que ya no había forma de evitar. Todas esas heridas se