Cae la noche y con ella se rejuvenecen los corazones. Las estrellas brillan como las miradas de los enamorados. Calles aparentemente vacías, ruidos sordos, risas calladas, respiraciones entrecortadas. De repente noto como mi melena corta el viento cuando me giro atraía por ti. Me atrapas y me dejas caer. Me abrazas y me sueltas. Te beso con los ojos cerrados por miedo a abrirlos y que desaparezcas. Me rozas y yo caigo en una espiral de placer y dolor. Todo ha sido tan fugaz que una estrella nos ha visto y he pedido un deseo. Y es que, sinceramente, prefiero mil veces un amor de cuatro estaciones a un "maravilloso" amor de verano. Y lo has conseguido, porque ya no sé si ha pasado un siglo o apenas unas milésimas de segundo. No sé si siento frío cuando te noto o calor cuando me desvistes con la mirada. Todos mis puntos son debiles si eres tú el que los toca.