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Mostrando entradas de febrero, 2018

Perdóname

Después de una breve pausa en nuestra conversación, vuelves a la carga con tu recital de palabras y la verdad es que hace ya tiempo que dejé de escucharte. Perdóname, pero no puedo evitar fijarme en esa boca que me habla y me sonríe y medito sobre si tú estarás pensando lo mismo que yo: "que ganas de comerte" -o de correrme-. Imagínate el esfuerzo que tienen que hacer mis sentidos para no desviarse del tema (aunque, ¡joder!, el tema eres tú). Y vuelvo a pensar que si me sonríes otra vez, yo hago revoluciones para vivir en tu sonrisa. Y vuelves a hacerlo. Tan natural, tan tormenta... y yo tan amantes del caos. Y creo que dices cosas como inventar un tipo de teletransportación para reírnos de la distancia. Yo firmo, donde sea; ojalá en tu piel. Esa piel que ya reconozco como la huella dactilar que me desbloquea. De repente se me viene a la cabeza pensar que el vértigo no se siente solo con mirar hacia abajo. Que también se siente cuando vuelves la vista atrás hacia ese pas