Si hablamos de echar de menos he de decir que las sonrisas me dejan mejor sabor de boca si las provocas tú. Pero probablemente no te lo diga nunca porque soy incapaz de contártelo sin dar un salto al vacío -al abismo de tus ojos-. Tengo un debate con las sábanas cada noche sobre si me gusta más tenerte encima o debajo. He llegado a la conclusión de que da igual mientras estés dentro -de mi vida-. Lo mejor de ti es que me has hecho volver a creer en algo que otras personas me hicieron olvidar, como el hecho de tener constantemente la sensación de aprender algo de ti a cada instante. Y eso me apasiona. He aprendido que nunca se llega tarde si vas a quedarte para siempre (aunque ojalá mi pelo hubiera conocido mucho antes las yemas de tus dedos) porque a pesar de tu impuntualidad has hecho que me olvide del tiempo. También tengo claro que cuando dos personas tienen todo el amor posible en sus manos, todos los huecos, las grietas, las heridas, los bordes, las esquinas, las cicatrices y