Cariño, ni el mundo es tan grande ni el amor salva a tantas personas. A mí el mundo me cabía en la palma de la mano cada vez que te acaricié. Y el amor que sentiste me hizo inmortal todas las noches, pero al final me dejé morir de amor . Llenamos el vacío e hicimos corta la eternidad. Desdibujamos el horizonte y le dimos la vuelta a la primavera. Tú supiste cada palabra que me guardé, cada dulce mentira que no dije. Yo supe cuándo te guardabas un beso y me fijaba en cómo apretabas la mandíbula para no llorar. De felicidad, digo. Nos creímos todo, o al menos, sentíamos que formábamos parte de algo. El tiempo no supo aguantarnos y entonces se marchó dando un portazo que nos dolió más a nosotros que a la propia vida. Comprendimos que sin tiempo no era posible medir lo que faltaba para dejar de querernos; y de tanto pensarlo de repente pasó. La vida se me fue, y tú te fuiste con ella. Estaba segura de que volverías y te eché de menos más de lo normal; tanto que me dolía. Ahora, ya no m