Estábamos seguros de que el cielo estaba ahí arriba, hasta que nos dimos cuenta de que vivíamos al revés y caímos de bruces. ¿Contra qué? No lo sé. Supongo que entramos directos al infierno, pero ¡joder, qué bien se está aquí! Fue entonces cuando nos convencimos de que nada es lo que parece y juntos nos transformamos en el silencio más ruidoso y en la oscuridad más diáfana. Era pura contradicción: todo oscilaba en extrema quietud. Nos sentíamos a milímetros y había galaxias de por medio, nos asustaba equivocarnos y, sin embargo, coleccionábamos errores. Me sedujiste con tu coherente caos y yo te miré como miran los lobos a la luna. Tan grande y tan lejos. Tan brillante y tan triste. Fue una revolución con baile, así que mereció la pena.
"El mundo es redondo
por lo que el lugar que parece el final
también puede ser el principio."
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