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Mi año cero


Podría hablarte de ciencia, de especialistas, de universidades o de estudios hechos en países que -ojalá- visite contigo.
Podría hablarte de necesidad fisiológica, de impulsos, de reacciones químicas, de hormonas o de mil mitos y leyendas.

Pero prefiero hablar de poesía. De la poesía de tus ojos. De ti y de mí. De cómo puedo sintetizar tu nombre en un "me encantas" y que la vida se te pare durante 14 segundos. De cómo sé hacer que tu piel solo quiera mis venas y que tu sangre se oxigene con cada risa que suena a mí.

No sé si te lo han dicho alguna vez, eso de que la lógica escapa de las manos cada vez que pasas, y todo eso de que rompes los esquemas de cualquiera sin instrucciones para volver a unirlos, a lo loco, sin gracias, sin de nadas, sin el perdón que precede a alguien que arrasa con todo cada vez que entra en una vida.

No te culpo. Ya estaba demasiado rota cuando llegaste. Y, sin embargo, ahora mis ciclos cardíacos pertenecen a tu voz y cada sístole y diástole son la secuencia de cada una de las sílabas que pronuncias. No me quejo: vi cómo tu mirada intentaba arreglar mis cicatrices.

No sé, soy de las que cree en el ahogo porque no sabe nadar, pero si vienes buscando vivir, aquí tienes a tu chica. Soy toda la locura que me pegaste.
Si crees en Dios puedes empezar a rezar(me) porque esta vez soy yo la que te espera de rodillas. 

Sonará a locura, pero estando contigo al universo le salen tiritas; cicatrizamos sus heridas y de repente todo va bien. Somos como locos buscando sentirnos inmortales, dando balazos a diestro y siniestro, grapándonos los párpados para ver(nos) más. 

Le has dado cuerda al destino y ya no hay forma de pararlo -ni quiero-. Igual algún día se nos caen las estrellas de tanto besarnos y nos prendemos fuego a millones de años luz. Igual, por ti, descubro que en mis heridas hay versos dedicados al amor, y por eso me sanan tan rápido.

A ti, que te dejo entrar por todas las puertas de mi cuerpo, me empotras contra la pared y me dejas tus huellas grabadas y mis suspiros como banda sonora. A ti, déjame explicarte cómo tengo que agarrar mi corazón para que no salga corriendo cada vez que escucho tu nombre. Que haces temblar mis piernas como si cualquiera fuese más valiente que yo; y parece que ni siquiera puedo sostenerme sobre los pilares que aguantan tu sonrisa.
Pero no es así. Tengo tu sonrisa a salvo.
Ahora y siempre.

Para qué quiero cualquier tiempo lejos de ti. Haré de ti mi año cero.

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