Ir al contenido principal

Musa

Abrazarte es lo mejor que he podido hacer por mí. Que me crezcan las arterias debajo de tu piel me oxigena el corazón. Conquistar tu galaxia mientras combatimos bajo las sábanas y clavar mi lengua en tus lunares como si fuera una auténtica colonizadora. Y pedirte una tregua para que nos sobren ganas, por si queremos repetir. Y seguro que lo hacemos.

Ser el impulso que te (la) levanta y te hace correr(te) a 100 km/h cada día es suficiente para hacer vibrar mis cuerdas vocales, tener tu sabor en mi paladar y enseñarme a conquistar los mares, a mí, que fui la sirena anclada a un barco.

Me arden las palmas de las manos si no te toco, y cuando lo hago provoco incendios. Eres como el infierno que purifica, la religión que arrasa y la fe que despedaza principios. Metí todas mis creencias en tu boca y venero cada uno de tus pecados más capitales. Y ojalá hubiera llegado antes, porque llegar a ti es llegar a todas partes.

Porque también tienes el cielo en los párpados y dejas calma cuando estás. Calma que se adormece cuando las luces resuenan con cada paso que das alejándote de la cama que nos ha visto crearnos y jadear.

Y es que, mi amor, me hablan de guerras cuando para mí solo existe la victoria de verte despertar. Porque cada mañana contigo soy yo, en diosa, en humana, en pecadora y en santa.

Contigo, cada día, no soy la escritora, soy la musa.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Huir significa ir a buscarte

¿Quién comparte tus manías? ¿Quién te saca de problemas? ¿Quieres aprender a volar conmigo? Todo lo que probaste será distinto, todo lo que dijeron será verdad, todo lo que inventábamos en el abismo tan solo eran espejismos. Juntos diseñábamos la realidad. Asegurarme tu sonrisa es mi rutina favorita. Y quiero acelerar el tiempo: en un momento estaré alli. Espérame, porque me quedaré y encontraré la posición en tu mirada, rescataré tu corazón. Que todo en la vida tiene solución, que esto es cuestión de verlo medio lleno. Porque a veces no tenemos otra opción y lo mejor es decidir si aún nos tenemos... Si tu quieres, los domingos pasearemos de la mano y los lunes correré hasta tus labios. Tal vez vaya a buscarte, pero, por favor, sácame de aquí que no puedo respirar, que esto me impide caminar. Sácame de aquí que me impide sonreír... tu manía de alejarme de ti.  Te vieron por primera vez, te vieron por última. Te vieron reír, llorar, bailar, prometer e incumplir. Te vieron a oscuras, a

Sun-day

Espero que entiendas que con mi vida tan desordenada no sepa dónde te he dejado. En realidad ya no sé ni para quién escribo, así que sobrevivo a base de pensar en todo lo que podría haber ocurrido, pero no ocurrió. Lo cierto es que cuando espero durante tanto tiempo algo, olvido esperar cualquier cosa sobre mí.  Y lo que me suele suceder es que, desde mi ignorancia, cierro los ojo y abro el corazón; si algo duele, piense que es lo habitual, así que dejo que me duela. Después si la cosa no funciona, pierdo la esperanza antes que la capacidad de seguir queriendo. Pero, ya sabes, pese a las razones que tengo para escapar, solo necesito una pequeña excusa para quedarme. Sinceramente, pienso que vivir conmigo toda una vida debe ser lo más parecido a un suicidio. Y no es que sea una "chica mala", pero mataría a cualquiera solo por volver a decir tu nombre. Es mi decisión estar triste, solo que la gente es incapaz de pensar que alguien tan triste pueda ser feliz de vez en cuando.

Refugio

Creo que todos los días son buenos para que me abraces como siempre has hecho y me conviertas las cicatrices en recuerdos. Desde que te conozco no he podido evitar soñar despierta cada vez que te veo aparecer o veo tu cuerpo cubierto por las mismas sábanas que me tapan a mí. Cómo quieres que te explique que tú no pisas este suelo, sino que brotas. Y lo haces con tantísima fuerza que hasta los árboles añoran tu presencia, quieren amarrarse a ti y crecer contigo. Porque creces hasta debajo del cemento y eso jamás lo había visto nunca, en nadie.  No puedo parar de amar a esa espalda donde estrello mi boca contra tus astros mientras el cielo me hace cosquillas recordándome que estás aquí, conmigo. No sé muy bien qué es lo que haces para hacer de tu cuerpo un hogar al que me mudé sin ni siquiera pensármelo. Debes sentirte refugio. Y es que conoces el lugar preciso en el que tocar para encender las luces -y sabes dónde presionar para subir unos cuantos grados la temperatura- .  Estás h