Creo que todos los días son buenos para que me abraces como siempre has hecho y me conviertas las cicatrices en recuerdos. Desde que te conozco no he podido evitar soñar despierta cada vez que te veo aparecer o veo tu cuerpo cubierto por las mismas sábanas que me tapan a mí.
Cómo quieres que te explique que tú no pisas este suelo, sino que brotas. Y lo haces con tantísima fuerza que hasta los árboles añoran tu presencia, quieren amarrarse a ti y crecer contigo. Porque creces hasta debajo del cemento y eso jamás lo había visto nunca, en nadie.
No puedo parar de amar a esa espalda donde estrello mi boca contra tus astros mientras el cielo me hace cosquillas recordándome que estás aquí, conmigo.
No sé muy bien qué es lo que haces para hacer de tu cuerpo un hogar al que me mudé sin ni siquiera pensármelo. Debes sentirte refugio. Y es que conoces el lugar preciso en el que tocar para encender las luces -y sabes dónde presionar para subir unos cuantos grados la temperatura-. Estás haciendo historia y me encanta pensar que siempre serás recordado por el amor que das, por amar como lo haces, de verdad. Por darme 669 motivos para lanzarme a esos precipicios que tienes por ojos y acabar tumbada sobre tus clavículas. Por hacer de tu boca una de mis mayores fuentes de placer.
Debiste advertirme que tenías todo ese potencial porque no le diste tiempo a mis entrañas para que se pusieran a cubierto, ni ponerle a tu piel un sismógrafo que me advirtiera de tus fuertes movimientos sísmicos. Pero me encanta el cambio climático que estás produciendo en mi alma y el no saber si ese fuego que tienes te nace en el lado izquierdo del pecho o entre las piernas.
Cualquier día es bueno para que leas esto y sonrías. Para que veas los "te quiero" que hay entre líneas, en minúsculas. Porque para mayúsculas ya están las sonrisas que me sacas.
Qué hermoso😍
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