Ir al contenido principal

Entradas

Eureka, serendipia

Hace días que tengo la imperiosa necesidad de escribir(te). Hace días que siento que todo encaja porque tú eres la pieza. No te engañes, no es que me haya dado cuenta ahora. Es que cada día se confirma mi teoría del todo: eres la creencia que conecta todos los fenómenos físicos que ocurren en mí. Y siendo todo lo pragmático que quieras, creo que cualquiera se daría cuenta. Que puedo demostrar que dos líneas paralelas se han cruzado y unificado. Solo hay que vernos: juntos y revueltos. Que toda la corriente empirista se queda corta desde mi experiencia. Y cualquier lugar llamado Edén es innato a ti. He adquirido la certeza de que tu nombre causa más estragos que cualquier  aleteo de mariposa al otro lado del mundo. Podrías poner todo patas arriba y nadie, nunca, diría que lo vio venir. Y si no mírame a mí que, después de tanto tiempo, aún sufro la vorágine que conlleva quererte como lo hago. Porque no hay mayor placer que compartir contigo el mismo hueco que creamos bajo las
Entradas recientes

Refugio

Creo que todos los días son buenos para que me abraces como siempre has hecho y me conviertas las cicatrices en recuerdos. Desde que te conozco no he podido evitar soñar despierta cada vez que te veo aparecer o veo tu cuerpo cubierto por las mismas sábanas que me tapan a mí. Cómo quieres que te explique que tú no pisas este suelo, sino que brotas. Y lo haces con tantísima fuerza que hasta los árboles añoran tu presencia, quieren amarrarse a ti y crecer contigo. Porque creces hasta debajo del cemento y eso jamás lo había visto nunca, en nadie.  No puedo parar de amar a esa espalda donde estrello mi boca contra tus astros mientras el cielo me hace cosquillas recordándome que estás aquí, conmigo. No sé muy bien qué es lo que haces para hacer de tu cuerpo un hogar al que me mudé sin ni siquiera pensármelo. Debes sentirte refugio. Y es que conoces el lugar preciso en el que tocar para encender las luces -y sabes dónde presionar para subir unos cuantos grados la temperatura- .  Estás h

Musa

Abrazarte es lo mejor que he podido hacer por mí. Que me crezcan las arterias debajo de tu piel me oxigena el corazón. Conquistar tu galaxia mientras combatimos bajo las sábanas y clavar mi lengua en tus lunares como si fuera una auténtica colonizadora. Y pedirte una tregua para que nos sobren ganas, por si queremos repetir. Y seguro que lo hacemos. Ser el impulso que te (la) levanta y te hace correr(te) a 100 km/h cada día es suficiente para hacer vibrar mis cuerdas vocales, tener tu sabor en mi paladar y enseñarme a conquistar los mares, a mí, que fui la sirena anclada a un barco. Me arden las palmas de las manos si no te toco, y cuando lo hago provoco incendios. Eres como el infierno que purifica, la religión que arrasa y la fe que despedaza principios. Metí todas mis creencias en tu boca y venero cada uno de tus pecados más capitales. Y ojalá hubiera llegado antes, porque llegar a ti es llegar a todas partes. Porque también tienes el cielo en los párpados y dejas calma

Inerme

Estoy jodida. Lo sé porque me paro a pensar en ti y me quedo con la duda de si te he encontrado por casualidad o he conocido una parte de mí que no sabía que existía. Estoy jodida porque tú solo querías apagar ese fuego que te quemaba por dentro. El problema es que estabas inundando todo porque no tenías claro donde ardías. Y yo me quedé con la esperanza de quitar el tapón que te bloqueaba. Me he vuelto vulnerable porque he visto a tu manos desvestirme con cuidado y a tu calma besarme la espalda. He deseado al rozarte que la primavera llegara a nuestra habitación y que mis versos te follaran en la cama para hacerla tu templo. Estoy perdida porque he tuteado a tus ojos como quien los conoce de toda la vida. Y tu piel sabe como responderme. Te miro y la piel se impone a la ropa. Y todo me sobra. El amor se me incrusta en las pupilas y la desnudez se vuelve mi único deseo latente. Y aunque no me creas, hay más de mil atardeceres con tu nombre y los quiero todos en la punta de

Impuntual

Si hablamos de echar de menos he de decir que las sonrisas me dejan mejor sabor de boca si las provocas tú. Pero probablemente no te lo diga nunca porque soy incapaz de contártelo sin dar un salto al vacío -al abismo de tus ojos-. Tengo un debate con las sábanas cada noche sobre si me gusta más tenerte encima o debajo. He llegado a la conclusión de que da igual mientras estés dentro -de mi vida-. Lo mejor de ti es que me has hecho volver a creer en algo que otras personas me hicieron olvidar, como el hecho de tener constantemente la sensación de aprender algo de ti a cada instante. Y eso me apasiona. He aprendido que nunca se llega tarde si vas a quedarte para siempre (aunque ojalá mi pelo hubiera conocido mucho antes las yemas de tus dedos) porque a pesar de tu impuntualidad has hecho que me olvide del tiempo. También tengo claro que cuando dos personas tienen todo el amor posible en sus manos, todos los huecos, las grietas, las heridas, los bordes, las esquinas, las cicatrices y

Mi año cero

Podría hablarte de ciencia, de especialistas, de universidades o de estudios hechos en países que -ojalá- visite contigo. Podría hablarte de necesidad fisiológica, de impulsos, de reacciones químicas, de hormonas o de mil mitos y leyendas. Pero prefiero hablar de poesía. De la poesía de tus ojos. De ti y de mí. De cómo puedo sintetizar tu nombre en un "me encantas" y que la vida se te pare durante 14 segundos. De cómo sé hacer que tu piel solo quiera mis venas y que tu sangre se oxigene con cada risa que suena a mí. No sé si te lo han dicho alguna vez, eso de que la lógica escapa de las manos cada vez que pasas, y todo eso de que rompes los esquemas de cualquiera sin instrucciones para volver a unirlos, a lo loco, sin gracias, sin de nadas, sin el perdón que precede a alguien que arrasa con todo cada vez que entra en una vida. No te culpo. Ya estaba demasiado rota cuando llegaste. Y, sin embargo, ahora mis ciclos cardíacos pertenecen a tu voz y cada sístole

Mi suerte

Su truco consiste en ser lo que no sabías que estabas buscando, pero cuando te encuentras con él piensas: “¿Dónde has estado todo este tiempo?” A eso lo llamo yo magia. La magia que tienes de hacer que confíe en ti incluso con los ojos cerrados, la boca abierta y el pecho ardiendo. Esa magia que hace que todavía sonría desde la última vez que me besaste. A veces te juro que te miro y veo florecer a la primavera en tus labios. Y qué ganas de devolverle todas las flores. A veces, por las noches, me dan ganas de asaltar tus ojos y quedarme a vivir en ese brillo que tienes, en tu mirada inocente que todo lo sabe y acaba conmigo. Ser la niña de tus pupilas, hacerme dueña de tu iris y clavarme en tu retina. T ienes esa paz tensa previa a la guerra que pone nerviosos a los valientes y que convierte en salvajes a los cobardes. Roma ardiendo y tú infinito. He pasado tantas noches entre tus brazos, que mis sueños aún huelen a caricias y podría decirte en cualquier momento que me conver