Por mucha ropa,
o por muy poca que llevásemos,
jamás nos sentimos más desnudos
que cuando en un abrazo
nos quitaron de todos nuestros miedos.
Cuando el único abrigo que llevábamos
eran corazas, curtidas en golpes,
hostias y demás errores
que nos habían enseñado a desconfiar,
y llegó alguien que de un beso,
una caricia en la mejilla
o simplemente una mirada,
consiguió desnudarnos más allá de la piel.
Allí donde solo las personas que saben
cómo llegar sin saber cómo hacerlo pueden llegar.
Las que lo hacen todo sin querer.
Como plantarse en tu vida sin tener nada claro,
con la única certeza de que quieren estar contigo,
y eso es más que suficiente.
De improvisbesémonos a ver lo que pasa.
Ya acaba pasando. Todo.
Y quizás,
cuando nos desnudan más allá de la piel,
es porque los brazos que lo hacen
abrigan más que corazas.
Yo también tenía una coraza que fue desnudada poco a poco; nada abriga más que piel con piel ;)
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada, breve pero intensa. Me tendrás muy a menudo por aqui.
Me encantó la entrada y lo hizo porque expresa como hacía tiempo que no leía lo que significa realmente el hecho de desnudarse y, sobretodo, lo liberada que una se puede llegar a sentir cuando se da y le dan la oportunidad de hacerlo. Me encanto tu entrada
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