Una y otra vez hemos estado juntos, una y otra vez nos hemos separado. Siempre me han contado que la distancia más corta entre dos personas es en línea recta, pero a nosotros las rectas nos parecían aburridas, así que decidimos equivocarnos de camino y hacer surcos en el trayecto. Creo que lo hacíamos inconscientemente, buscando el infinito. Nunca nos quedábamos en un mismo sitio demasiado tiempo, ¿por qué iba a ser ahora una excepción? Y como soy bastante complicada (o tú no has sabido guiarme) ya no sueño por las noches, ya no pronuncio tu nombre y, por supuesto, ya no hablo de ti. Quizá porque ya no sé qué decir. Que al principio veía todo muy claro, pero llegué al negro de tus ojos y te conocí en todos tus matices. Pasé de caminos curvados a curvas sin camino y, claro, empecé a naufragar en islas que siempre se me quedaban pequeñas. Ni siquiera sé por qué te escribo cuando sé que no lo vas a entender. Probablemente me esté despidiendo de ti, como cuando te besaba rápido y luego pensaba que te tenía que haber abrazado un poco más.
¿Quién comparte tus manías? ¿Quién te saca de problemas? ¿Quieres aprender a volar conmigo? Todo lo que probaste será distinto, todo lo que dijeron será verdad, todo lo que inventábamos en el abismo tan solo eran espejismos. Juntos diseñábamos la realidad. Asegurarme tu sonrisa es mi rutina favorita. Y quiero acelerar el tiempo: en un momento estaré alli. Espérame, porque me quedaré y encontraré la posición en tu mirada, rescataré tu corazón. Que todo en la vida tiene solución, que esto es cuestión de verlo medio lleno. Porque a veces no tenemos otra opción y lo mejor es decidir si aún nos tenemos... Si tu quieres, los domingos pasearemos de la mano y los lunes correré hasta tus labios. Tal vez vaya a buscarte, pero, por favor, sácame de aquí que no puedo respirar, que esto me impide caminar. Sácame de aquí que me impide sonreír... tu manía de alejarme de ti. Te vieron por primera vez, te vieron por última. Te vieron reír, llorar, bailar, prometer e incumplir. Te vieron a oscuras, a
¡Hola, Sonia! ^^
ResponderEliminarQue sepas que ha sido un auténtico placer pasar de nuevo por aquí y leer tus bellísimas palabras. Esta entrada me ha encantado, es increíble cómo en un párrafo puedes transmitir tantas cosas. Es cierto eso de lo que hablas de intentar hacer surcos buscando infinitos con otra persona para saltarse el aburrimiento de las líneas rectas y pasar más tiempo con él. Lo de escribir siempre es una buena terapia, una vía de escape, yo también escribo muchas veces cosas que sé que él nunca va a leer. Dedicarle unas palabras es una buena forma de despedirse, como dices.
Espero regresar pronto a este paraíso de palabras.
¡Un beso, que seas muuy feliz! <3
¡Hola Sonia!
ResponderEliminarHe encontrado tu blog, y la verdad es que me ha gustado este rinconcito.
Me gustan las comparaciones entre rectas, curvas, caminos, besos, abrazos, y despedidas...
Un abrazo,
Martina.